Cultivo interior: ¿por dónde empezar? ¿Qué se necesita?

Cultivo interior: la guía básica para empezar a cultivar plantas en un entorno cerrado como la casa, la caja, el garaje, el sótano, ....

¿Quieres empezar un pequeño cultivo interior donde cuidar tus plantas favoritas, pero no sabes por dónde empezar?

¡Sin miedo! Aquí hay una guía básica, simple pero completa, para aprender cómo administrar adecuadamente un jardín interior o un huerto y cultivar exuberantes plantas ornamentales o deliciosas frutas para su mesa.

Entre las ventajas del cultivo en interior está ciertamente la oportunidad de cultivar cualquier producto, independientemente del lugar de origen de la planta, porque en el interior, con el equipo adecuado, es posible recrear las condiciones ideales para iniciar un cultivo de cualquier tipo.

La guía básica que hemos preparado ilustra los principios clave, el equipamiento básico y los pasos necesarios para poder montar un pequeño cultivo de interior en casa o en un entorno cerrado dedicado, como una caja, un garaje o una pequeña estructura de madera.

Generalmente, quienes deciden cultivar plantas de forma tradicional, en casa o al aire libre, compran una planta adulta, ya cultivada desde el vivero, y continúan su desarrollo.

Una de las fases más interesantes, fascinantes y atractivas del cultivo en interior (aquí otra guía detallada de Idroponica.it para el cultivo en interior) - para adultos pero también para los más pequeños - es precisamente en la fase de germinación, cuando empiezas precisamente de las semillas.

Sin olvidar que cultivar una planta a partir de la semilla no solo es emocionante, sino también bastante sencillo. De hecho, bastará con seguir unas sencillas precauciones.

Etapas de crecimiento de la planta a partir de la semilla.

Cuando cultivamos en interior, en el jardín o en el balcón, habitualmente - incluso en los casos en los que partimos de la semilla - no pensamos que la planta pueda tener necesidades particulares y específicas en función de la fase de crecimiento por la que atraviesa. Insertamos una semilla dentro de un palito de tierra y ponemos todo en un frasco.

Sencillo, ¿no? En realidad hay que tener en cuenta, para evitar errores y, por tanto, sorpresas desagradables, que todas las plantas tienen necesidades distintas en función de la fase concreta de crecimiento y desarrollo por la que atraviesan.

La semilla parece una pequeña cáscara, que contiene el alimento esencial para formar las raíces, sostener el tallo y proteger la estructura de la planta, que se desarrollará gracias a nuestro cuidado.

Para crecer y transformarse en una planta, las semillas necesitan condiciones especiales, especialmente calor y humedad; por el contrario, dejándolas en un lugar seco y fresco, no podrán eclosionar y crecer. Sin embargo, las semillas, incluso estando en lugares inadecuados para su desarrollo, permanecen vivas durante años, incluso si disminuyen sus posibilidades de germinar.

Germinación

El fenómeno de la germinación ocurre cuando la semilla se activa y sale de su caparazón. Para que esto suceda y comience el proceso, se deben cumplir dos condiciones particulares:

  • la presencia de agua, que debe ser absorbida por la semilla para hidratarse y desencadenar el proceso de crecimiento;
  • la presencia de calor; incluso si cada tipo de planta requiere una temperatura específica para germinar y desarrollarse adecuadamente, en general la semilla necesita calor y humedad.

La mayoría de las plantas, como los vegetales que se cultivan comúnmente o las plantas aromáticas, tardan unos días en germinar, pero hay algunas que tardan varias semanas.

Pero eso no es todo, porque para activar el proceso de germinación es necesario seguir algunas reglas simples pero muy importantes. Por ejemplo, plantar semillas a demasiada profundidad podría ser un obstáculo para su desarrollo.

En la mayoría de los casos, es suficiente cubrir ligeramente la semilla con una fina capa de tierra (o sustrato alternativo), mientras que en otros casos es posible colocarla justo encima del suelo; esto varía de una planta a otra y es recomendable leer atentamente las instrucciones de los paquetes de semillas.

Lo importante es que las semillas sean de alta calidad, preferiblemente orgánicas y no transgénicas, para estar seguros de su éxito.

Entre los factores a considerar para una correcta germinación, así como para las otras fases importantes del desarrollo y crecimiento de la planta, está el agua de forma natural, elemento esencial en cada fase que debe dosificarse y manejarse. La falta de agua tenderá a secar la semilla, demasiada agua, por el contrario, la ahogará y la volverá efectivamente inactiva.

Cuando la semilla comienza a germinar, se nutre de su caparazón y luego comienza a desarrollar las raíces que lentamente tenderán a ingresar al suelo debajo, donde crecerán más.

La fase de desarrollo

Para cuando la plántula haya desarrollado sus raíces hacia abajo para absorber los nutrientes del suelo (o de la solución de nutrientes, en caso de que decida cultivar en interiores con sistemas hidropónicos), necesita crecer y desarrollar sus hojas. para que pueda captar la luz y así producir la energía que necesita.

Durante la fase de crecimiento, las plantas desarrollan todas las partes de su estructura: tallo, ramas y hojas se estiran hasta alcanzar las zonas más brillantes.

En esta etapa necesitan nitrógeno (indicado por la letra N en las etiquetas del empaque del producto) para producir clorofila, lo que permite que la planta absorba energía de la luz.

La importancia de las raíces

Las raíces, ocultas por la capa de suelo o sustrato, son fundamentales para el crecimiento, desarrollo y salud de la planta. Absorben aire, agua y nutrientes y los transportan a las hojas para la fotosíntesis (que es el fenómeno por el cual producen su energía para crecer).

Si las raíces no tienen el espacio adecuado para desarrollarse, la planta tenderá a limitar su crecimiento y no podrá alcanzar grandes dimensiones.

Pero, ¿cómo puede saber si su planta necesita más espacio para crecer?

Si se desarrolla correctamente al principio y luego comienza a mostrar signos de enfermedad, puede valer la pena transferir la planta a un recipiente más grande para dar más espacio a las raíces.

Por otro lado, incluso un recipiente demasiado grande podría crear problemas, porque un jarrón demasiado grande, cuando se riega, implica una cantidad excesiva de agua (o de una solución nutritiva compuesta tanto de agua como de nutrientes) que las raíces no serían capaces de absorber.

Entender las plantas a través de las hojas

Las hojas son una parte fundamental, porque convierten la luz en energía utilizable y nos dicen mucho sobre la salud de la planta.

Por ejemplo, si las hojas se vuelven amarillas , es posible que necesiten menos agua o más nutrientes. Es recomendable intentar dispensar una menor cantidad de agua y si las hojas continúan amarilleando es aconsejable aumentar la cantidad de nutrientes.

Incluso si las hojas se vuelven rígidas o marrones , es posible que necesiten más agua. El suelo siempre debe estar lo suficientemente húmedo y para controlar los niveles de humedad se puede utilizar un termohigrómetro, para tener la situación bajo control.

En términos generales, los factores clave para la salud y el crecimiento de las plantas son la luz, el agua, el aire, la temperatura, la humedad, el suelo (o sustrato) y los nutrientes.

La luz

Las plantas utilizan la luz (en el caso del cultivo de interior hablamos de la luz emitida por las lámparas de neón o LED) para transformar agua, dióxido de carbono y nutrientes en nutrientes útiles durante el proceso de fotosíntesis de clorofila. Cuando hay escasez de luz, la producción de nutrientes se ralentiza y esto podría conducir a importantes deficiencias para el correcto desarrollo de la planta. La luz afecta el proceso de fontosíntesis y, naturalmente, afecta la tasa de crecimiento.

Manipulando la cantidad de luz aportada al cultivo de interior es posible asegurar un desarrollo sano de la planta, pero es importante regularlo correctamente según el período de crecimiento. Por ejemplo, algunas plantas necesitan luz directa, para otras la luz indirecta es suficiente, otras logran crecer bien incluso con una cantidad mínima de luz.

En el cultivo de interior, dado que no hay luz solar, es necesario utilizar las lámparas adecuadas diseñadas para producir las longitudes de onda específicas esenciales para el crecimiento. Sin embargo, es importante recordar observar las hojas para entender si la cantidad de luz es suficiente o no.

Consulte también el artículo sobre Luces y Lámparas para cultivo de interior.

El agua

Incluso el agua, al igual que la luz, es un factor fundamental para poder alimentar el proceso de fotosíntesis de la clorofila. Para las plantas que se cultivan en interiores, en el suelo, el agua es esencial para permitir que las raíces extraigan los nutrientes del suelo; mientras que para los que se cultivan en interiores con sistemas hidropónicos, el agua de riego es esencial porque también transporta los nutrientes disueltos.

Pero, ¿cómo y cuánto regar? No existe una regla única para todos, por lo que es importante aprender a observar el suelo (o sustrato) para comprender si necesita agua o si se le suministra demasiada agua.

Si la capa aún está húmeda, no es necesario volver a regar, porque el agua, una vez suministrada, debe poder escurrir hasta el fondo para no estancarse. El agua estancada conduciría al desarrollo de moho o ahogaría las raíces de la planta, que también necesitan aire para desarrollarse.

Entre los diversos tipos de sistemas de riego encontramos dos macrocategorías: los sistemas que suministran desde abajo y los que riegan desde arriba. Mucho depende del espacio disponible, del tipo de planta pero también de las preferencias personales.

En general, se recomienda el riego de fondo cuando las raíces de las plantas son particularmente grandes.

Otro aspecto importante a considerar es el drenaje del agua para evitar un estancamiento peligroso : basta con aportar - en la base del cultivo y antes de disponer el suelo o sustrato - una capa de arcilla expandida, que favorecerá el correcto flujo de la 'agua.

Si decide cultivar verduras, es aconsejable comenzar cuando el suelo esté agradable y seco y luego regarlo regularmente.

Circulación aérea

El aire es fundamental para garantizar la sanidad vegetal. La correcta circulación del aire, de hecho, evita los mohos y la aparición de enfermedades peligrosas, y también ayuda a que el agua se evapore más rápido, factor fundamental para interior especialmente si decides cultivar hortalizas.

Para asegurar la correcta ventilación puede valer la pena insertar un ventilador en el cultivo interior, pero no es necesariamente necesario: si el suelo tarda muchas horas en secarse, es necesario mejorar el flujo de aire y permitir que las plantas se sequen en menos tiempo.

Para asegurar un flujo de aire correcto, es preferible elegir un ambiente de cultivo que tenga una ventana o una abertura, para ser utilizado especialmente durante los períodos más calurosos para obtener una correcta recirculación.

La temperatura

La temperatura ideal es fundamental para garantizar a las plantas el nivel adecuado de crecimiento: si es demasiado alta o demasiado baja, las plantas podrían ralentizar su desarrollo o inhibir el proceso de fotosíntesis, lo que conduce al marchitamiento progresivo de la planta.

En general, la temperatura óptima a alcanzar es aquella en la que la mayoría de las plantas viven bien y en salud, es decir, en el rango que oscila entre los 20 y 26 grados centígrados.

Además de la temperatura ambiente, también es importante comprobar la del agua de riego, que debe estar siempre a temperatura ambiente para no provocar un choque térmico a las plantas.

Colocar las plantas cerca de una fuente de calor es una forma de garantizar que el ambiente tenga una temperatura adecuada para el crecimiento, sin embargo, el peligro es que, especialmente en algunos períodos, puede subir demasiado.

Para entender si la temperatura es excesiva basta con revisar el suelo o sustrato de forma sistemática: si después de regar el suelo tiende a secarse en poco tiempo, significa que la temperatura ambiente es demasiado alta y será necesario ajustar el radiador disminuyendo los grados . En cualquier caso, es posible utilizar un termómetro para no correr riesgos y tener una referencia precisa.

Humedad

La humedad adecuada es otro de los factores importantes para la supervivencia y salud de las plantas. El aire demasiado seco, de hecho, seca las raíces y evita que absorban adecuadamente los nutrientes.

Te recordamos que, en general, las plantas cultivadas en interior alcanzan su mejor nivel con un nivel de humedad del 40%.

Para aumentar la humedad en el interior de un cultivo de interior, si está por debajo de los niveles recomendados, es posible utilizar una serie de técnicas muy sencillas:

  • acercar las plantas para crear un microclima en el entorno y así aumentar los niveles de humedad;
  • colocar las plantas en una bandeja plana y ancha llena de guijarros de grava mojados con una pequeña cantidad de agua: esto favorecerá el aumento de la tasa de humedad;
  • rocíe con un rociador de agua sobre las hojas, teniendo cuidado de no exagerar;
  • la solución más sencilla y segura es utilizar un humidificador, que garantiza un aumento controlado de la humedad.

Por el contrario, si los niveles de humedad superan el 60%, es necesario bajarlos para no incurrir en mohos y hongos peligrosos. Para ello, es importante aumentar el flujo de aire utilizando, por ejemplo, un ventilador o una apertura más frecuente de las ventanas.

Sin embargo, recuerda que mucho depende del tipo de planta que quieras cultivar, porque cada especie tiene necesidades específicas.

Suelo o sustrato

El suelo - o un sustrato alternativo - es otro de los elementos imprescindibles para el cultivo de plantas de interior, porque es allí donde van a desarrollar sus raíces y es precisamente este factor el que les garantizará la capacidad de pararse y crecer hacia arriba.

Nutrientes

Al igual que todos los demás seres vivos, las plantas también necesitan nutrientes esenciales para la fotosíntesis y para desarrollar raíces fuertes. Será importante gestionar la nutrición correctamente equilibrando correctamente los niveles de nitrógeno, potasio y fósforo según las diferentes etapas de crecimiento.

Suelo y fertilizantes

El suelo contiene nutrientes, materia orgánica, agua, aire e incluso organismos vivos, como bacterias u hongos, que son fundamentales para asegurar la salud y el crecimiento de las plantas. La mejor tierra es la marga orgánica, ya que es menos propensa al riesgo de plagas y enfermedades.

Si por el contrario se desea cultivar sin tierra, es posible recurrir a la hidroponía (o a la aeroponía , que aunque ofrece mejores resultados y en menor tiempo es un sistema más exigente) que implica el uso de varios tipos de sustratos vegetales, tales como bonote o mezclas de perlita, arena y arcilla. En este caso, sin embargo, dado que el sustrato carece de nutrientes, a diferencia del suelo, será importante proporcionar a la planta una solución a base de agua y nutrientes para garantizar una nutrición adecuada de la planta.

En ambos casos será necesario recurrir a fertilizantes (incluidos los orgánicos), concentración de sustancias capaces de integrar y potenciar la nutrición que las plantas necesitan para desarrollarse.

Como se mencionó anteriormente, las plantas necesitan integrar principalmente nitrógeno, fósforo y potasio, pero su combinación y su equilibrio depende tanto del tipo de planta como de la fase de crecimiento en la que se encuentren. Para estar seguro de la dosis y la mezcla ideal a suministrar, es aconsejable leer siempre las instrucciones del paquete.

Herramientas esenciales para el cultivo en interior: consejos prácticos

Las herramientas fundamentales para iniciar un cultivo interior varían según el tipo de técnica que elijas: en tierra, en hidroponía o aeroponía.

No obstante, se puede decir que existen accesorios imprescindibles independientemente de la técnica elegida o del tipo de planta seleccionada.

Para partir de las semillas y plantarlas para que se produzca el proceso de germinación, es imprescindible contar con un pequeño invernadero, cubos de lana de roca (1 por cada semilla que se quiera germinar), un estimulador de raíces (producto que sirve para acelerar el crecimiento). raíces y fortalecerlas).

Luego, necesitará luces de neón, bombillas LED y un elemento calefactor para crear el ambiente ideal para promover la germinación.

Para aquellos que recién están comenzando, o que aún no están seguros de comprar los componentes separados, los kits de germinación ya están completos y listos para usar para poder comenzar con éxito un cultivo en interiores (ver, por ejemplo, Stewart Garden Propagator o Ghirlanda Gal16 ).

Para las siguientes etapas de desarrollo de la planta, será necesario contar con un kit de iluminación interior compuesto por bombillas, fuente de alimentación, portalámparas y temporizador para la programación de los sistemas.

Por supuesto, como con cualquier cultivo, necesitarás macetas, tierra / sustrato, un medidor de pH, un corrector de pH y nutrientes, tanto para la fase de crecimiento como para la fase de floración.

Entonces será muy útil, como se anticipó anteriormente, un termómetro-higrómetro, que por tanto mide tanto la temperatura como la tasa de humedad, un humidificador y un ventilador para regular la humedad y gestionar la ventilación.

Aquellos que decidan cultivar en interior, pero no dispongan de una habitación completa para dedicar a las plantas, pueden comprar una caja de cultivo y empezar desde allí (Puedes ver las Cajas de Cultivo completas pinchando aquí).

Si optas por el cultivo interior con la técnica hidropónica, será fundamental adquirir arcilla expandida y uno de los sistemas hidropónicos disponibles en el mercado. Hay muchos tipos y modelos diferentes, pero entre todos los disponibles, especialmente para principiantes, es recomendable optar por el sistema Atami, automatizado, sencillo de gestionar y rápido de arrancar.

Cultivo interior básico en sencillos pasos: de la A a la Z

A continuación brindamos las indicaciones básicas para iniciar un cultivo en interior, sin embargo es necesario considerar que cada planta tiene sus propias necesidades y algunas de las indicaciones pueden variar levemente.

El proceso de germinación paso a paso

El primer paso a dar, como se vio arriba, es configurar el área de germinación y preparar todo lo necesario. En primer lugar, es necesario preparar una solución de 2,5 litros de agua combinada con 10 mililitros de estimulador de raíces y dejar los cubos de lana de roca en remojo en el líquido preparado durante al menos 24 horas. Esto servirá para bajar el pH de los cubos, que naturalmente tiende a subir.

Pasadas las 24 horas, es necesario exprimir suavemente todos los cubos para eliminar el exceso de agua y luego proceder con la preparación: proporcionar solo una semilla por cada cubo colocándola en el orificio especial en la superficie, a una profundidad de aproximadamente ½ centímetro.

Una vez preparados todos los cubos, se deben colocar en la taquilla, que debe tener una temperatura de unos 25 grados centígrados y una tasa de humedad de alrededor del 80% (el nivel de humedad debe bajar durante las fases de desarrollo y floración).

En este punto sólo queda acercar la lámpara de neón al pequeño invernadero y mantenerla encendida las 24 horas del día hasta que las semillas comiencen a germinar. Una vez que las plántulas hayan brotado, será necesario trasladarlas del pequeño invernadero al cultivo interior real. Por tanto, será fundamental disponer de macetas y suelo / sustrato, que deberán estar limpios, libres de parásitos y posiblemente orgánicos.

Organizar las plántulas recién nacidas en el interior

Lo primero que debe hacer es verter la tierra en las macetas, hacer un agujero en el centro y colocar una semilla germinada en cada maceta con todo su cubo de lana de roca, aproximadamente medio centímetro de profundidad en la tierra.

Si opta por el cultivo hidropónico, deberá configurar el sistema hidropónico: deberá preparar el tanque inferior, insertar la bomba dentro del tanque, albergar el tanque superior, colocar las macetas dentro del tanque superior, conectar la bomba y la manguera principal, llene los frascos con arcilla expandida, luego conecte la bomba al temporizador y la energía, luego llene el tanque con agua y nutrientes.

En este punto, simplemente coloque los cubos de lana de roca con los brotes recién nacidos dentro de las macetas llenas de arcilla y coloque los goteros para que puedan irrigar adecuadamente los cubos de lana de roca.

Configurar el sistema de iluminación

Una vez hecho esto, se debe configurar el sistema de iluminación. Las lámparas más utilizadas para el cultivo interior son las de 1000 W, 600 W y 400 W, cuya elección depende del tamaño de la zona o caja de cultivo. Por supuesto, cuanto mayor sea el espacio, mayor será el vataje y la potencia que debe tener la lámpara para garantizar una iluminación uniforme y suficiente.

Solo para dar un ejemplo, las lámparas de 1000 vatios son ideales para cajas de cultivo de 1.2-1.5 metros, las lámparas de 600 vatios para cajas de cultivo de 1-1 / 2 metros, mientras que las lámparas de menor potencia se ajustan Bueno para micro cajas de cultivo de 75 cm a 1 m.

Además de la potencia, también debes prestar atención a la distancia entre las luces y las plantas para evitar quemar las hojas.

Para tener una idea general, solo sepa que una lámpara de 400 vatios instalada en lo alto del techo debe estar a una distancia de aproximadamente 40 a 60 centímetros de las hojas más altas, mientras que una lámpara de 600 vatios debe instalarse a aproximadamente 60 80 centímetros.

Para tener la posibilidad de cambiar fácilmente la disposición de los elementos individuales dentro de la caja de cultivo o cuarto de cultivo, es aconsejable proporcionar contenedores móviles para plantas equipados con ruedas para que se puedan mover y colocar de manera diferente según las necesidades.

Veamos en este punto cómo configurar el temporizador para iluminación automática. Durante la fase de crecimiento de las plantas es necesario activar el sistema de iluminación durante unas 18 horas diarias, mientras que disminuirá a 12 horas en las siguientes fases. Te recordamos, sin embargo, que mucho depende del tipo de planta, por lo que será necesario informarte previamente en el grow shop con el que te contactarás para la compra de semillas.

La temperatura y la humedad dentro de un cultivo de interior.

Al igual que con la iluminación, la temperatura también es un factor clave independientemente de si optamos por cultivar en interior en tierra o en hidroponía.

La temperatura ideal para el desarrollo de la planta debe estar entre 21 y 28 grados y para estar seguro de esto es necesario medirla con un termómetro-higrómetro, que también puede monitorear la humedad.

Si la temperatura es demasiado alta, es posible utilizar un extractor de aire, capaz de succionar el aire caliente presente en el interior del ambiente de cultivo y sacarlo al exterior, para restablecer las condiciones climáticas ideales.

Si, por el contrario, la temperatura desciende demasiado, es posible utilizar una estufa eléctrica equipada con termostato, que puede arrancar automáticamente cuando la temperatura desciende por debajo del límite establecido y configurado.

La humedad es otro elemento clave para garantizar un entorno ideal para las plantas de interior. La tasa de humedad debe estar entre 50 y 60%. En caso de que aumente, es posible, como se indica también para temperaturas demasiado altas, utilizar un extractor de aire, que al extraer aire caliente también permite una disminución de la humedad.

Si, por el contrario, el nivel de humedad es demasiado bajo, es posible utilizar un humidificador adecuado para salas de cultivo, que crea vapor de agua y aumenta la humedad.

Para comprender qué tipo de aspiradora necesita comprar, es fundamental, en primer lugar, conocer el caudal requerido. Para obtener estos datos, simplemente multiplique el volumen de la sala de cultivo (alto X ancho X profundidad) por 75. Conociendo el caudal, puede seleccionar el aspirador más adecuado.

Calidad del agua y pH en un cultivo de interior

En este punto sólo queda comprobar la calidad del agua, cuyos parámetros a controlar son tres: ph, conductividad eléctrica (CE) y temperatura. La absorción de nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas depende de estos tres factores.

Para comprobar el pH se recomienda adquirir un medidor especial y verificar que esté en el rango entre 6,3 y 6,8 ph.

En caso de que la solución sea excesivamente ácida, se puede corregir con ph +, un producto ad hoc a base de carbonato de potasio para aumentar el ph de las soluciones.

Si por el contrario resultara demasiado básico, será importante utilizar ph-, un producto a base de ácido fosfórico imprescindible para su reestabilización.

Llegados a este punto, tienes todas las herramientas para poder empezar a cultivar tus plantas de interior, pero conviene recordar que cada planta tiene unas necesidades específicas, por lo que -dependiendo de la variedad que elijas cultivar- será oportuno profundizar en las características en detalle, las necesidades y particularidades de la variedad seleccionada.